La PNL o Programación Neurolingüística nos proporciona un gran abanico de estrategias diseñadas especialmente para conseguir ciertos objetivos y ayudarnos a enfrentar con éxito situaciones problemáticas.
Una de las herramientas clásicas de la PNL es la Técnica del Chasquido (SWISH). Su aplicación habitual es para cambiar conductas que uno ya no desea tener siendo especialmente útil para el control de hábitos de tipo compulsivo como por ejemplo morderse las uñas, fumar, consultar el móvil, comer en atracones,… y para el manejo de emociones ante determinados contextos o situaciones por ejemplo, miedo a hablar en público o miedo a volar.
La clave de la técnica del chasquido es utilizar la señal que actualmente nos hace actuar con una respuesta no deseada para reemplazarla por otra respuesta de tal manera que en el cerebro se instale una nueva vía o camino. Así, lo que actuaba como disparador de lo que ya no se quiere, actuará también como disparador de lo que se quiere en su lugar.
Esta técnica, aunque puede ser auto aplicada suele comenzarse siendo administrada por otra persona. Para ello, partiendo de un estado presente (E.P.) en el que existe el problema dirigiremos a la persona hacia un estado deseado (E.D.) en el que ya tiene a su disposición todos los recursos necesarios para realizar el cambio que pretende.
Los pasos a dar son los siguientes:
1) Pediremos a la persona que imagine una situación que desencadena la conducta que se pretende modificar, justo antes de que ésta se inicie (E.P.), por ejemplo, si la conducta a modificar es comer de forma compulsiva, le diremos que imagine lo que le lleva a irse al frigorífico o bien que se sitúe ante la puerta del mismo justo antes de abrirlo; si es miedo a volar, que se imagine justo antes de subir al avión o cuando éste vaya a despegar. Hay que pedir a la persona que imagine todo lo que sucede en ese instante con la mayor realidad posible y que se asocie a dicho estado, es decir, imaginando y dándose cuenta de lo que está percibiendo, lo que está viendo, lo que está oyendo, lo que está oliendo,… Le solicitaremos que piense sobre que ocurriría al modificar algunas características y cómo esto intensifica o atenúa sus sensaciones ya que serán estas características las que utilizaremos posteriormente.
2) Solicitaremos a la persona a que cree en su mente el estado deseado (E.D.) en el que va a tener a su disposición todos los recursos necesarios para lograrlo. Le pediremos que se imagine a sí mismo realizando la conducta que realmente le gustaría realizar y que se de cuenta y defina las sensaciones agradables y positivas que la opción o habilidad ante esa situación le proporciona.
3) El siguiente paso es conectar ambas imágenes, de forma que cada vez que surja el estímulo disparador del problema, automáticamente se transforme en una imagen de sí mismo con los recursos para enfrentar bien este tipo de situaciones. Solicitar que coloque la imagen que había creado al principio del E.P. en el centro de su pantalla mental, en color y bien definida y la segunda imagen (E.D.) en un ángulo de la pantalla mental, pequeñita y en blanco y negro.
4) Indicarle que cuando digamos CHAS!!!!!!! o hagamos una palmada, la imagen pequeña sale disparada a primer plano y ocupa la totalidad de la pantalla mental, con toda la intensidad de luz y color y todas las modalidades que le sean beneficiosas, mientras la imagen correspondiente al E.P. se apaga, se hace pequeña y casi desaparece. Esto se debe hacer en 1 o 2 segundos. Permitirle disfrutar de esa nueva imagen de forma asociada, de las emociones que siente, de las sensaciones que le proporciona.
5) Cuando lo haya hecho, pedirle que ponga la pantalla en blanco (esto es importante) y repetir el proceso 5 veces, haciendo que cada vez la transición sea más rápida, hasta que la persona tenga dificultad para recuperar la situación problemática inicial.
Y recuerda, para que una técnica sea útil debes tener siempre muy claro cuál es el objetivo siendo eficaz en la medida en tú la haces funcionar. ¡Espero que este post te ayude!