Las colecciones museísticas están formadas por el conjunto de objetos museológicos: cualquier elemento perteneciente al reino de la naturaleza y la cultura material que se considera que merece ser preservado, bien in situ o ex situ, o en documentación.
Cada museo define su tipología por las características de su colección museísticas aunque, los objetos de una colección o exposición museística son polisémicos en la medida en que tienen capacidad para transmitir múltiples significados. Se puede diferenciar:
- una información intrínseca del objeto, considerándose ésta como la contenida en el objeto en sí mismo (descontextualización de la colección museística) y
- una información extrínseca al objeto, la información que surge y es transmitida mediante la tradición o mediante la documentación existente sobre el objeto, el valor afectivo-simbólico que haya tenido para la sociedad, para cada persona,…
La gestión de las colecciones es una función básica del museo que se encuentra relacionada con otras funciones del museo como restauración, investigación, didáctica, difusión y proyección sociocultural,… y, de una manera general, se pueden establecer cuatro generaciones de museos según las relaciones que se establezcan entre los visitantes y los objetos.
4 generaciones de museos
Es común que en un mismo museo se encuentren manifestaciones que se correspondan a dos o más generaciones al mismo tiempo, incluso pueden aparecer rasgos de las cuatro:
- 1) En la primera generación (museos contemplativos) predomina la museología del objeto, puesto que es un espacio en donde la importancia se centra sobre la colección de los objetos.En este tipo de museos el visitante es un sujeto pasivo y el objeto se encuentra fuera de su alcance mediante herramientas museográficas como los pedestales y las vitrinas. La información necesaria para comprender la importancia del objeto está dada por la museografía más que por la interpretación del visitante.
- 2) En la segunda generación (museos de ciencia y tecnología) el museo es un espacio en donde el visitante tiene acceso a la interacción con determinados objetos, directa o indirectamente. Es decir, en estos museos, el público ya no es solo observador, sino que se les permite tocar.Este tipo de museos promueve mediante elementos lúdicos controlados la transmisión de mensajes educativos.
- 3) En la tercera generación (museos interactivos) el museo es considerado como un espacio que promueve la participación activa del visitante, mediante la desacralización del objeto y las colecciones.En estos museos predomina la museología de la idea, y aunque no se prescinde completamente del objeto, se le contextualiza de tal modo que está al servicio de la idea o del concepto que se busca transmitir.El equipo del museo se interesa por los contenidos educativos y pretende inducir en el visitante la búsqueda de respuestas y significados mediante la exposición de objetos que inviten a la acción (equipos interactivos, por ejemplo). Existe la tendencia, dentro de la exposición, ha implementar un recorrido particular o un hilo conductor temático.
- 4) La cuarta generación, aquellos que reúnen todo lo anterior y que, además, están cimentadas en un proyecto educativo. En estos museos se parte de un espacio abierto para la experimentación y la reflexión en donde el objeto pierde importancia como signo y es el visitante el actor principal de la experiencia museográfica.El objeto funciona como intermediario de una información que responde a preguntas abierta y por eso el visitante puede leer diversos significados y relacionar el sistema de objetos a su gusto. Algunos autores denominan a este tipo de museos como “puesta en escena museística”.
Es importante señalar que, ninguna de las generaciones anteriormente comentadas es necesariamente mejor generación que las otras tres. Lo destacado de cada una de ellas tiene un sentido y así, mientras que la restauración y resguardo del patrimonio corresponde prioritariamente a los museos de primera y segunda generación, la apertura de espacios para priorizar los mensajes comunicativos será competencia de los museos de tercera y cuarta generación.
En cualquier caso, la exposición de los objetos es un tema controvertido, en el que también se ha producido una evolución. Por ejemplo, en los últimos años se ha pasado de pensar que todo objeto debe llevar su etiqueta de información, a mostrar objetos sin etiqueta, poniendo disponible la información que se quiere transmitir en paneles interactivos. Si antes el problema era cuánta información se ponía en la etiqueta, se estima que hoy en día el problema a resolver es, más bien, cómo se hace disponible la información para la persona que quiera consultarla.
Es decir, se parte de la visión constructivista de la educación, en la que cada persona construye su propio conocimiento adquiriendo el museo el papel de facilitador. Para lograr este objetivo es fundamental que se contemple al visitante no solo como usuario sino como interlocutor, lo que implica abandonar el modelo vertical de comunicación usual en la gran parte de museos. Museos muy conocidos que representan la adopción, desde hace tiempo, de estas tendencias son entre otros los Museo de la Ciencia, como el de Londres o el de Valencia, donde se han implantado como actividades características las de descubrimiento y auto aprendizaje a través de las posibilidades de las nuevas tecnologías.