Todo proceso de envejecimiento es individual, y sobre esta pauta nos basamos en divulgación dinámica formación. Por dicho motivo es imposible dar unas pautas específicas para poder afrontar este proceso.
No obstante, sí es verdad que hoy en día tenemos mucha más información y sabemos que, por ejemplo, llevar una vida saludable, realizar ejercicio de forma activa y constante, seguir una dieta saludable y mantener la mente activa, es fundamental, para que el proceso de envejecimiento no se convierta en una etapa de decadencia sino de oportunidad, y así lo fomentamos desde anteriores post como Memoria Volumen I: ¿Qué es el Brainfood? y Memoria Volumen II: ¿Qué son para ti los recuerdos?.
Al igual que muchos profesionales, señalamos la importancia de la toma de conciencia del adulto mayor y de su entorno sobre que la vejez es un proceso biológico y evolutivo más, lleno de oportunidades.
Sin embargo, mantener un proceso de envejecimiento activo, no depende en exclusiva del adulto mayor, sino que el entorno juega un papel muy importante en cómo se afronta, de hecho no hace falta un diagnóstico de Alzheimer o de demencia para que se den situaciones desajustadas en la familia.
El entorno es tan importante que puede actuar de impulsor de las capacidades del adulto mayor o como un freno en el proceso: la sobreprotección, el desconocimiento, la falta de información… son algunos de los factores que caracterizan en muchas ocasiones la forma en la que el entorno afronta la vejez.
De hecho, a nivel social, surgen nuevos términos como Edadismo o lo que lo mismo, discriminación por edad, que se manifiesta en los estereotipos que se atribuyen a la gente mayor, generalmente en la cultura occidental.
De igual forma, la sobreprotección derivada hacia la condescendencia lleva a muchas personas, incluso a los familiares directos, a tratar al adulto mayor como si de un niño o niña se tratase, como si esa fuera la mejor manera de ayudarle. Este estilo de comunicación paternalista ya tiene nombre “Elderspeak”; se habla mediante palabras simples, ritmo muy pausado y lento, usando diminutivos, repeticiones, palabras afectuosas y con un tono en muchas ocasiones, muy elevados.
Lo único que se consigue es paliar la autoestima del anciano y que asuma sin más que “como ya es mayor, para qué”, “a estas alturas ya no lo va a entender”…, esto aumenta la sensación de dependencia y hace que el anciano cada vez realice menos actividades, se retraiga.
En nuestra página web www.divulgaciondinamica.es podrán ampliar esta información y acceder a los recursos disponibles para fomentar un envejecimiento activo y productivo.
A continuación os dejamos un enriquecedor coloquio entre una neuropsicóloga, una trabajadora social y una cuidadora a domicilio donde se aportan experiencias, vivencias, opiniones y puntos de vista en positivo sobre la importancia de afrontar la vejez como un proceso evolutivo más en la vida de toda persona. ¡No te lo pierdas!
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