Hasta hace relativamente poco tiempo, hablar de adopción en las familias era un tema tabú, envuelto de mentiras y ocultaciones. Es por ello que, incluso se prefería por parte de las familias, hacer pasar por hijos biológicos a aquellos menores de corta edad borrando con ello el pasado del menor.
Sin embargo, en la actualidad es una realidad aceptada en la sociedad en general y los profesionales de la intervención en adopción ya no solo consideran que es algo recomendable, sino que es un compromiso que deben tener las familias con sus hijos.
Desde el ámbito de la psicología se afirma que para que exista una sana construcción de la identidad del menor es necesario incorporar sus orígenes en su propia historia.
No existe una fórmula inequívoca a la que la familia pueda acogerse para hablar de ello, si no que depende de las propias características de la familia y del menor, de sus tiempos y de sus historias.
A pesar de que hablar de adopción abiertamente con el menor pueda suponer un proceso doloroso y de gran complejidad, existen gran cantidad de razones para sí hacerlo.
Razones para hablar de adopción
- Es lo correcto. Es un derecho del menor y la familia debe respetarlo, no es justo para el niño esconder un tema tan importante.
- No contarlo obliga a mentir y pone en riesgo las relaciones familiares. Además, el ocultamiento por parte de la familia trae consecuencias negativas para las relaciones afectivas, se establecen dinámicas artificiales, se genera un clima de desconfianza y falta de sinceridad de modo que incluso conversaciones con otras personas pueden resultar incomodas e interrumpidas por la propia familia. Además, supone gran ansiedad familiar por miedo a que el menor se entere por otras personas, por lo que incluso sin hacerlo de manera consciente, puede llevar al aislamiento del menor. Si el niño, fortuita o intencionadamente lo descubre por sí mismo se preguntara sobre qué otros asuntos se le ha mentido.
- Lo necesitan para crecer. Esta información completa su historia de vida y, por tanto, su identidad personal por lo que es fundamental para un desarrollo saludable del mismo. Es imprescindible que integren la adopción como parte natural y positiva en su biografía y desarrollo de autoestima.
En muchas ocasiones y, habitualmente en la adolescencia, los menores pueden preguntarse por sus orígenes, bien por conclusiones propias sacadas de la observación de su entorno familiar, bien por la diferencia de rasgos con sus familiares (sobre todo en las adopciones internacionales) y, sin embargo, no atreverse a hablarlo con sus padres-madres. Esto puede hacer que el menor intente averiguar sus respuestas en fuentes poco fidedignas o fantasear con opciones irreales alejadas de la verdad.
- Por salud. Es recomendable conocer la propia historia genética, en el caso de que sea posible, con el fin de tenerla en cuenta en revisiones médicas futuras.
¿En qué momento empezar a hablar sobre adopción?
Lo más recomendable es empezar a tratar este tema cuanto antes mejor.
Los expertos sugieren que, al igual que ocurre con temas complejos como el sexo o la religión, la información se introduzca poco a poco, lo que permite al niño absorber la información gradualmente a medida que va siendo capaz de entender conceptos difíciles.
Por ejemplo, cuando de pequeño pregunten de dónde vengo contestar de forma simple “de China”, sin mentir pero sin dar un montón de información confusa para la cual el niño no está preparado.
Así, aún cuando en etapas pre-verbales o tempranas en edad se deba hablar con ellos de forma tranquila y cómoda, ofreciendo la información que el niño solicite de forma que se construyan las bases para su entendimiento futuro, no será hasta los 6-9 años cuando sea consciente de manera completa de lo que implica ser adoptado.
Hay que tener en cuenta que hablar de adopción es un proceso progresivo ya que los niños, a menudo, necesitan oír la información repetida en más de una ocasión antes de poder comprenderla.
Bebés
Los expertos discrepan de si los padres deben usar para referirse a sus bebés la palabra “adoptado” ya que, aunque puede ayudar a considerar la palabra adopción de manera cálida y positiva también puede dañar los sentimientos de los padres adoptivos sobre su derecho a ser padres.
En cualquier caso, cuando son bebés, las ventajas de hablar de forma tranquila sobre la adopción son más para los padres que para los niños.
Niños preescolares
Es cuando la mayoría de los padres comienzan a revelar la información a sus hijos y, en general, no existe reacción adversa. La adopción es algo anecdótico en sus vidas e incluso les hace sentirse especiales en sentido positivo.
El problema principal es, por una parte que estas explicaciones tempranas no suelen establecer correctamente el concepto de adopción, que resulta un tema demasiado complejo para que el niño lo capte.
Por otra parte, los padres creen erróneamente que sus hijos ya no necesitan más explicaciones y que, a medida que vayan creciendo seguirán viendo la adopción de forma positiva.
Conviene no atrasar la explicación sobre la adopción hasta los 6-8 años ya que, incluso los niños preescolares 2-3 años se fijan en las mujeres embarazadas y hacen preguntas. En esta etapa hay que tener en cuenta no ignorar las preguntas, pero tampoco ofrecer explicaciones rigurosas sobre porqué fue o cómo fue adoptado. Lo más importante es el clima emocional que rodea al proceso de contar hechos sencillos de su infancia. En estas edades los niños piensan en términos muy sencillos y concretos y suelen aceptar todo literalmente. Por ejemplo, no es necesario contar el angustioso camino recorrido hacia la adopción del niño, pero sí qué estabais haciendo en el momento en que os comunicaron la asignación y cómo decidisteis celebrarlo, poniendo la atención en los aspectos emocionales y positivos del hecho.
Niños escolares
En aquellas familias en las que se ha hablado de la adopción de manera natural y se fomentan diversos temas de interés ajenos, la frecuencia de preguntas disminuye, lo cual no indica que no sea conveniente hablar sobre el tema.
Así, es bueno sacar a relucir el tema de la adopción periódicamente en momentos adecuados, por ejemplo, si alguien cercano tiene un bebé, en su cumpleaños,… no de forma directa, pero si dejando una puerta abierta para abordar el tema. Es decir, nunca se insistirá a hablar sobre la adopción si el menor no quiere pero si hacérsele saber que se está abierto a preguntas y charlas para que sea él quien planteé preguntas cuando sienta la necesidad.
Preadolescentes y adolescentes
La adolescencia es una etapa importante en la configuración de la personalidad y los niños tienen la necesidad de integrar sus orígenes en ella. Lo más probable es que, en esta etapa se hagan más preguntas sobre sus orígenes y, aun cuando pueden entender la adopción mejor que en épocas anteriores, aún no tienen la madurez y seguridad del adulto.
El adolescente puede estar preparado para oír toda o casi toda la información sobre sus padres biológicos y sus razones para escoger la adopción y, sin embargo, su autoestima es en esta edad muy frágil, por lo que es mejor no revelar información negativa hasta que no sea más maduro. En esta etapa el apoyo familiar es muy importe, teniendo incluso que ayudar a buscar datos reales de su pasado que le ayuden a responder sus preguntas y comprender su pasado.