Muchas personas creen que el Mindfulness es simplemente una técnica de relajación o que consiste en parar el pensamiento o dejar la mente en blanco. Otros, más acertadamente, lo asocian con una técnica de meditación. Pero el Mindfulness, también denominado atención o conciencia plena, es mucho más que todo eso.
Es cierto que podríamos decir que el Mindfulness es una forma de meditar en la que simplemente se trata de parar a observar y analizar lo que está sucediendo en tu mente sin dejarte arrastrar por lo que está pasando, es decir, estar presentes en el momento y aceptar lo que ocurre, eso es todo.
Parece fácil, pero… ¿serás capaz de parar tu pensamiento aunque sea siquiera un minuto? ¿Lo quieres intentar en este mismo momento? Si te limitas a observar qué estás viviendo en el ahora, sin juzgar lo que ocurre, sin intentar cambiarlo lo más mínimo, ya estarás practicando el Mindfulness.
¿En qué consiste el Mindfulness?
El Mindfulness consiste en enfocar la atención de forma consciente y deliberada, es decir, intencionadamente, en el momento presente, con aceptación de lo que ocurre y sin juzgarlo.
¿Podrías recordar la expresión de un niño la primera vez que prueba un nuevo alimento? ¿O cuando ve por primera vez un objeto determinado? Seguro que puedes imaginar como el niño toma el alimento con sus manos, lo mira, lo huele, se lo lleva a la boca, lo saborea… Lo capta de forma múltiple por todos los sentidos que puede. O si recuerdas cuando un niño ve por primera vez un objeto, te darás cuenta de que lo mira con curiosidad, lo toca y casi con certeza se lo lleva a la boca. El niño está vacío de experiencias previas en ese momento y su actitud es totalmente receptiva, abierta a dejarse impregnar en todos sus sentidos por la experiencia que está viviendo.
Sin embargo, al ir acumulando experiencias, cuando nos enfrentamos a una vivencia de cualquier tipo, establecemos comparaciones con las que ya hemos vivido, la clasificamos para saber qué atención necesita que le prestemos y a partir de ahí, una vez nos situamos en “terreno conocido”, la mayor parte de las veces desconectamos nuestra atención y empezamos a funcionar en “piloto automático“, enfocándonos en cosas que nos interesan más o dejando que nuestra mente vaya errante de un sitio a otro.
El concepto de Mindfulness, según Clara Badino
Según Clara Badino, autora e instructora especializada en esta práctica, el Mindfulness es “atención plena, totalizadora, no es reactiva momento a momento”.
Veamos en mayor profundidad qué nos quiere decir con esta definición:
• Atención Plena: es una calidad de atención única, directamente ligada a un estado de integración, de presencia, de conciencia.
• Totalizadora: desde el estado de presencia surge la capacidad de recibir sin reaccionar (sin rechazar y sin criticar) la totalidad de la experiencia, interna y externa.
• Momento a momento: es vivir la experiencia de que el único momento existente y real es el aquí y ahora. Observar y descubrir que este aquí y ahora se despliega en términos de momento a momento, respiración tras respiración, en el presente.
El Mindfulness, por lo tanto, trata de enfocar la atención de forma voluntaria y consciente en el momento presente, descubriendo las sensaciones que sentimos y las emociones que estas nos despiertan, de una forma abierta y libre de juicios y prejuicios.
Este tipo de atención nos permite vivir con claridad y aceptar la realidad que está sucediendo. Nos muestra que la vida es una sucesión de momentos presentes, que el pasado fue presente cuando ocurrió y el futuro será presente cuando llegue y no antes. Si mientras sucedieron o sucederán esos momentos no estamos plenamente presentes, no somos plenamente conscientes, es probable que nos perdamos la riqueza de nuestras percepciones y no vivamos una gran parte de nuestra vida. Pero eso no quiere decir que no podamos hacer planes futuros o que dejemos de aprender de las experiencias del pasado.
Es obvio que la experiencia nos va facilitando el conocimiento del mundo, pero también nos limita las opciones de elección y las posibilidades que tenemos al ir solidificando patrones de pensamiento con los que nos identificamos, que nos hacen creer que las cosas son tal y como nosotros creemos que son.
Poder acceder al momento que estamos viviendo con una mente abierta, libre de juicios y centrándonos en el aquí y en el ahora, como ya hemos visto, nos permite ser menos dependientes y menos esclavos de nuestro pensamiento y lo más importante: nos posibilita romper con el automatismo de reaccionar ante nuestras emociones de la forma en la que habitualmente reaccionamos, dándonos la libertad de elegir la forma en la que queremos actuar.
Situaciones cotidianas “con” y “sin” Mindfulness
Planteamos una situación de la vida cotidiana en la que vas a enfrentarte con dos actitudes diferentes. En la primera situación vas reaccionando en modo de piloto automático. En la segunda situación con la mente situada en el presente, actúas con conciencia plena.
Situación “sin” Mindfulness
Imagina cuántas veces ha ocurrido que tienes que darte prisa porque vas tarde al trabajo. Cuando de pronto escuchas un mensaje del móvil que distrae tu atención. Te pones a leerlo y a contestar. Mientras tanto se te queman las tostadas y al ir a hacerte otras, te das cuenta de que está lloviendo y te acuerdas de que tienes la ropa tendida, así que te pones a recogerla porque si la dejas mientras te vas a trabajar, cuando llegues de nuevo a casa estará empapada.
Con las prisas no coges un paraguas al subir a la terraza y como está lloviendo fuerte, te pones el pelo y la ropa chorreando, por ello tienes que secarte el pelo y cambiarte de ropa mientras piensas que deberías hablar con tu jefe para que te suba el sueldo. Mientras piensas cómo vas a decírselo, vas sacando cosas del armario una tras otra sin darte cuenta y de pronto eres consciente de que no sabes qué ponerte.
Al final, tomas del armario lo primero que pillas y cuando ya te has vestido de cualquier manera tras dejar la habitación hecha una leonera, miras el reloj con horror por lo tarde que se ha hecho. Sales de casa a toda prisa, dejándote el maletín del trabajo con las llaves de casa y del coche dentro. Este ejemplo es simplemente un conjunto de reacciones automáticas encadenadas, que indican una pérdida absoluta de contacto con el momento presente.
Situación anterior “con” Mindfulness
Ahora imagina la misma situación que antes, pero cuando suena el teléfono sigues saboreando tus tostadas sin que el sonido del teléfono te impida disfrutar del desayuno. Una vez acabas de desayunar decides mirar el teléfono y dejar para otro momento la acción de contestar, puesto que no es algo tan urgente.
Luego, al darte cuenta de que está lloviendo, tomas el paraguas para ir a recoger la ropa a la terraza y la recoges escuchando el sonido de la lluvia y quizá hasta percibiendo el olor de la tierra mojada. Finalmente, sales hacia el trabajo, consciente de que en el maletín llevas las llaves de casa, las del coche y todo lo necesario para desempeñar tu actividad laboral, dispuesto/a a afrontar las situaciones cuando lleguen, con la mejor actitud y disposición.
La diferencia entre esta segunda situación y la primera está en que en la segunda la persona ha estado presente en todo lo que estaba haciendo, motivo por el cual ha podido tomar las decisiones de forma libre y adecuadas a cada situación, sin dejarse llevar por los automatismos que se disparan con las prisas. Mientras que en la primera ha estado reaccionando de forma automática y precipitada en todo momento, sin tomar conciencia de lo que hacía, dejándose llevar por las emociones y perdiendo por completo el manejo de la situación.
Cómo iniciar la práctica del Mindfulness
Para comenzar a iniciarse en la práctica del Mindfulness hemos de situarnos en lo que denominamos “mente de principiante”, es decir, debemos posicionarnos en un modo de estar en la vida en el que cada experiencia se presenta ante nuestros ojos como un nuevo reto que ofrece miles de posibilidades.
El principiante, el inexperto, debe explorar las diferentes opciones prestando atención a cada una de ellas para elegir la que considera más adecuada, al tiempo que sus sentidos y su mente están plenamente abiertos a captar las diferencias entre las posibles opciones a elegir para dar con la más acertada.
En cambio, el experto, el que ya “conoce el camino”, ni siquiera se plantea contemplar la posibilidad de que haya otra forma de hacer las cosas, simplemente reacciona ante cada situación del modo que sabe hacerlo, con automatismos preestablecidos, lo cual le resta capacidad de elección y limita las posibilidades de contemplar nuevas formas o nuevas opciones.
El Mindfulness nos permite estar presente en lo que está sucediendo en el mismo momento en que está sucediendo, aceptando activamente lo que ocurre tal y como está ocurriendo, sin resistirnos a la experiencia y sin reaccionar de forma automática. En este sentido, aunque la experiencia que estemos viviendo sea dolorosa o desagradable, la aceptamos como tal, sin ofrecer una resistencia que sólo hace aumentar el sufrimiento.
El pasado es la base para haber llegado a donde estamos en este momento, pero no podemos quedarnos atrapados en él porque el pasado ya no existe en realidad, mientras que el futuro, por su parte, lo vamos creando segundo a segundo desde el presente. De este modo, el hecho de atender con conciencia plena cada segundo del presente, hará que creemos un futuro mejor, tanto a nivel personal como a escala global.
La necesidad de encontrarnos a nosotros mismos y de entendernos para poder disfrutar de cada día es una constante que se repite en los deseos y anhelos de muchas personas, de casi todas, por lo que el Mindfulness es una disciplina que puede ayudarnos a conseguirlo en una probabilidad muy alta.
FORMACIÓN RELACIONADA: Curso Universitario de Especialización en Atención Plena: Mindfulness