Según demuestran diferentes estudios científicos cerca del 50% de las diferencias entre los niveles de felicidad de las personas depende de un rango fijo o valor de referencia, es decir, un factor biológico determinado genéticamente.
Además, en los estudios se ha visto que sólo el 10% de las discrepancias en nuestros niveles de felicidad se explica por las diferencias en las circunstancias de la vida: ser rico o pobre, sano o enfermo, hermoso o poco agraciado. Es decir, sólo el 10% son los considerados como factores sociales.
El 40% restante de nuestros niveles de felicidad depende de nuestro comportamiento, de las actividades deliberadas que hacemos todos los días.
Entonces ¿cómo podemos aprender a ser feliz?
El primer programa para enseñar felicidad se lo debemos a Fordyce. Su propuesta se basa en un principio muy sencillo: si uno puede ser como es la gente feliz, podrá también ser feliz. Analizando a las personas que subjetivamente se consideran feliz, los 14 rasgos que compendia su programa de la felicidad son:
- Ser más activo y mantenerse ocupado.
- Dedicar más tiempo a la vida social.
- Ser productivo en un trabajo significativo.
- Organizarse mejor y planificar las cosas.
- Evitar las preocupaciones.
- Reducir expectativas y aspiraciones (o adecuarlas correctamente).
- Desarrollar un pensamiento positivo y optimista.
- Centrarse en el presente.
- Trabajar en busca de una personalidad sana (procurarse la salud mental).
- Desarrollar una personalidad sociable y atractiva.
- Ser uno mismo (‘natural’, ‘espontáneo’, ‘auténtico’, ‘sincero’, etc.). 1
- Eliminar los sentimientos y problemas negativos.
- Las relaciones íntimas son la primera fuente de felicidad.
- Valorar la felicidad y perseguirla con entusiasmo.
Otra propuesta es la de Sonja Lyubomirsky, profesora de la Universidad de California y que presenta su programa en base a un decálogo para una vida plena:
- Manifiesta gratitud. Para ser feliz es necesario valorar y agradecer lo que se tiene lo que permite gozar las experiencias positivas y evitar las quejas.Un pequeño ejercicio para introducir el hábito del agradecimiento consiste en introducir la siguiente rutina: antes de dormir revisar tres cosas buenas que nos han sucedido durante el día.
- Cultiva el optimismo. Propone una actividad llamada “el diario del mejor yo posible”, que consiste en visualizar y escribir sobre cómo nos gustaría ser en un futuro (no referido a aspectos materiales sino comportamientos o actitudes que nos gustaría desarrollar).
- Evitar las comparaciones sociales. El compararnos con el resto es un poso seguro de infelicidad. El reto consiste en convertirnos en la mejor expresión de nosotros mismos, más allá de lo que hagan otros. Para eliminar las comparaciones podemos acudir a ideas positivas sobre nosotros mismos, recuerdos o visualizaciones, en cuanto nos asalte la comparación.
- Sé amable. Los estudios señalan que ser generosos y atentos con los demás permite registrar un incremento de la felicidad considerable.
- Cuidar las relaciones sociales. Dedicar tiempo a comunicarse, manifestar apoyo y lealtad son algunas de las actividades que han demostrado eficacia para incrementar los niveles de felicidad.
- Desarrollar estrategias de afrontamiento. Afrontar es tener en cuenta que siempre habrá dolor o estrés ya que siempre habrá acontecimientos negativos. Negar esta realidad solo produce conflictos y por eso, es recomendable buscar canales para expresar nuestro dolor y, de esta manera afrontarlo de forma positiva.Las técnicas de afrontamiento son diversas y particulares a cada individuo: desde una buena conversación a cualquier expresión artística, como la escritura o la pintura.
- Aprende a perdonar. Las personas que perdonan manifiestan una disminución de sus emociones negativas y un aumento de su autoestima y su esperanza. Existen variedad de ejercicios para aprender a perdonar, como por ejemplo escribir una carta de disculpas o visualizar la situación de perdón.
- Disfrutar. Se define el disfrute como los pensamientos o comportamientos que son capaces de generar, intensificar y prolongar el placer. Actividades como celebrar un éxito por pequeño que sea, rememorar experiencias exitosas junto a familiares o amigos,…
- Compromiso. El compromiso con uno mismo y la adecuada identificación de los objetivos personales se relaciona directamente con el grado de satisfacción personal y autoestima.
- Cuida de tu cuerpo. La meditación, la actividad física, y una buena higiene son hábitos que nos ayudan a sentirnos mejor.
Actualmente, Ben-Shahar, psicólogo americano profesor de la Universidad de Harvard es considerado todo un referente mundial en la enseñanza de la felicidad. Entre sus recetas destacamos estos consejos que contribuyen a alcanzar la felicidad:
- Realizar algún ejercicio físico. Treinta minutos de ejercicio al día es el mejor antídoto contra la tristeza y el estrés.
- Desayunar, lo que ayuda a tener energía, pensar y desempeñar con más éxito las actividades diarias
- Listar aquellas cosas que nos dan felicidad. Recomienda escribir en un papel 10 cosas que nos den felicidad y de las que sintamos gratitud.
- Ser asertivo. “Pide lo que quieras y di lo que piensas”
- Gastar el dinero en experiencias y no en cosas
- Enfrentar tus retos “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Recomienda escribir listas semanales de tareas y cumplirlas
- Pegar recuerdos bonitos, frases y fotos de seres queridos por todas partes: por el frigorífico, el escritorio, el dormitorio,…
- Saluda y sé amable con otras personas. Sólo sonreír cambia el estado de ánimo
- Caminar derecho con los hombros ligeramente hacia atrás y la vista hacia el frente ayuda a mantener un buen estado de ánimo
- Escuchar música
- Comer de todo
- Arreglarse para sentirse atractivo y…….
- Usar zapatos que nos queden cómodos “si te duelen los pies es seguro que te pondrás de mal genio”
¿Qué te parecen estos consejos? ¿Qué haces tú para ser o intentar ser feliz?