Muchos son los problemas que pueden afectar nuestra capacidad para hablar y comunicarnos, desde decir las palabras de manera incorrecta o dificultades ligeras e imperceptibles para el no especialista hasta una incapacidad total de expresión con problemas evidentes para cualquiera. Igualmente, estos problemas pueden estar asociados a las dificultades de adquisición del lenguaje como a dificultades que surgen una vez ya adquirido.
Para clasificarlos se puede atender a variedad de criterios: si está afectada la producción y/o la comprensión del lenguaje, si se trata de una dificultad orgánica o funcional, si se trata de un problema congénito o adquirido,… Desde una perspectiva general se pueden clasificar en cuatro grandes grupos:
- Problemas en el ámbito del lenguaje
- Problemas en el ámbito del habla
- Problemas en el ámbito de la voz y
- Problemas en el ámbito comunicativo
Problemas en el ámbito del lenguaje
Los niños nacen listos para aprender el lenguaje que su familia y su entorno usen pero, este aprendizaje lleva tiempo y los niños varían en cuán rápido lo dominan. Típicamente, los niños en desarrollo pueden tener problemas con algunos sonidos, palabras y oraciones mientras estén aprendiendo y, sin embargo, la mayoría podrá usar el lenguaje fácilmente alrededor de los 5 años de edad.
Si en este proceso de adquisición del lenguaje oral se producen problemas que no estén asociados a pérdida auditiva, daño cerebral, déficit intelectual, trastornos motores, factores afectivos o factores socio-ambientales se denominan como problemas en el ámbito de lenguaje, distinguiéndose los siguientes tipos: Retraso Simple del Lenguaje (RSL), Disfasia o Trastorno específico del lenguaje (TEL) y Afasias, que se dan formando un continuo que iría desde el RSL hasta la pérdida total de las capacidades lingüísticas en el caso de la Afasia.
Es importante diferenciar entre RSL y lentitud en el aprendizaje del habla o retraso del habla ya que, mientras que el retraso simple del lenguaje afecta a todos los niveles del lenguaje (fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático) el retraso del habla solamente afecta el nivel fonológico. Por ejemplo, un niño con RSL además de no poder pronunciar correctamente una palabra tampoco puede comprender su significado ni su uso contextual y, por el contrario el niño con retraso en el habla comprende el significado y su uso contextual pero carece de la habilidad fonológica adecuada.
Problemas en el ámbito del habla
Hablar, es expresar a través de mecanismos físicos y fisiológicos los procesos de lenguaje interior. Así, hablamos de problemas en el ámbito del habla cuando existen dificultades para la articulación o para la producción de los sonidos de la lengua materna de tal manera que se resta inteligibilidad a la expresión oral. Estas dificultades pueden venir por déficits cerebrales o por déficits específicos en el aparato fonador.
Se clasifican en problemas que afectan a la articulación, como las dislalias o dificultades para pronunciar de forma correcta determinado fonema o grupos de fonemas, los más habituales la producción de la /l/, /s/, /r/ y los problemas que afectan a la fluidez verbal o el ritmo, como la tartamudez o la taquilalia.
Según el fonema afectado las dislalias reciben denominaciones diferentes. Para ello, al nombre en griego del fonema afectado se le añade la terminación “-tismo” o “-cismo“, por ejemplo la pronunciación defectuosa del fonema /r/ recibe el nombre de rotacismo
Problemas en el ámbito de la voz
Los problemas de la voz, frecuentes en la edad escolar y en profesiones de riesgo como maestros, cantantes o teleoperadores afectan a la intensidad, al tono o al timbre de emisión. Teniendo en cuenta que cada tipo de voz es única y que solamente puede juzgarse inapropiada respecto a variables como la edad, el sexo o el contexto sociocultural, tan solo pueden considerarse trastornos de la voz cuando afectan al oyente o al propio hablante interfiriendo la comunicación.
Habitualmente los problemas en el ámbito de la voz son debidos a usos inadecuados de la misma, pudiendo clasificarse en trastornos de fonación (disfonías) y trastornos de la resonancia (rinofonias). Los primeros resultan de la acción inadecuada de las cuerdas vocales y/o mecanismos laríngeos. Por su parte los trastornos de resonancia son producto de la mala conducción del aire a través de las cavidades nasofaríngeas.
Las alteraciones de la voz denominada como muda de la voz no son un problema de la voz sino un efecto de los cambios hormonales y biológicos que se producen por el desarrollo, sobre todo en la adolescencia. y donde intervienen fundamentalmente factores hormonales y biológicos, Así, cuando se llega a la adolescencia se produce un crecimiento en la laringe y en los cartílagos que hay en ella, se pronuncia la nuez de Adán y las cuerdas vocales aumentan alrededor de 10 mm. en el niño y unos 3 o 4 mm. en las niñas.
En los niños suele aparecer la muda entre los 13-15 años, descendiendo su tono de voz más o menos una octava en relación a las de las mujeres. La voz se vuelve insegura y es normal que durante el periodo de adaptación a la nueva voz (de 6 meses a 1 año) se emitan gallos.
La voz de las niñas suele modificarse antes, sobre los 12-14 años, aunque de forma más lenta y descendiendo su tono de voz menos que la de los niños por lo cual, a veces, suele pasar desapercibida.
Durante el periodo de muda es frecuente la aparición de ronquera, cansancio al hablar, voz quebradiza, desigual, con fallas en la entonación, “gallos”, oscilación entre tonos graves y agudos o intensidad disminuida.
En ocasiones, el periodo de muda se alarga apareciendo un problema en el ámbito de la voz denominado puberfonía, por el cual la persona tienen una voz aguda infantil a pesar de haber pasado la edad de la pubertad. Se caracteriza igualmente por la presencia de bitonalidad, “gallos” al hablar, ronquera y cansancio de voz.
Problemas en el ámbito comunicativo
Los trastornos que se incluyen en el ámbito comunicativo son aquellos relacionados directamente con las dificultades para las interacciones sociales. Los dos tipos básicos son los trastornos pragmáticos y el mutismo selectivo.
Los trastornos pragmáticos son aquellos que se definen por problemas que afectan a la comprensión (de enunciados largos y complejos, de engaños, de doble sentido, metáforas,…) y a las dificultades para llevar a cabo una conversación de forma adecuada (dificultad para mantener el tema de conversación, frecuentes preguntas fuera de contexto, presencia de habla no dirigida a un interlocutor,…). En cualquier caso, se trata de síntomas del lenguaje que vienen asociados a diferentes trastornos del desarrollo infantil, como trastornos del Espectro del Autismo, por lo que no hay un consenso sobre la existencia independiente de los mismos.
El mutismo selectivo consiste en la ausencia total y continua del lenguaje en determinadas circunstancias o ante personas concretas en niños que han desarrollado normalmente el lenguaje y que se comunican perfectamente en otras circunstancias o delante de otras personas.